-El agua no es suya –dijo la Cameron luego de escuchar la aburrida explicación de Mr. Runey.
-El derecho de uso es mío, me lo dio la Oficina de Hidráulica.
-La ley dice que en caso de escasez hay que privilegiar el uso humano.
-Pero Ud la quiere para sus chanchos.
-Si no riego el maíz se va a secar y si se seca no tengo qué darle de comer a los chanchos y si los chanchos no comen se mueren. Y si los chanchos se mueren la próxima en seguirlos puedo ser yo.
-Es cierto, cuando la cadena trófica se corta: kaputt. Me va a seguir psicopateando mucho tiempo más?
-Ud la quiere para lavar piedras y yo la quiero para regar. El oro puede esperar, el maíz no.
-El agua la usamos para generar energía eléctrica para dos mil mineros que viven en la cordillera. Pasa por la turbina y sigue para abajo. Averigüe quién se quedó con el agua, nosotros no somos. Tal vez debería hablar con el Ing. Dufín...
La Cameron salio furiosa. No había podido torcerle el brazo al maldito Mr. Runey y, para colmo, ahora se iba más confundida que cuando llegó. Sintió ganas de gritar, porque a veces es necesario gritar para sublimar la rabia. Enfiló hacia la Oficina de Hidráulica, esta vez Armando no la acompañó. Todo era impreciso, el mediodía en Wikigasta mostraba ojos sin pupilas.
viernes, 15 de enero de 2010
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Que impotencia! Pobre Cameron con sed de información, de soluciones, teniendo que soportar la cadena de los "yo no fui" empresariales. Es así nomás parece, los de abajo siempre con sed y el agua no aparece.
ResponderEliminarsaludos
Finalmente, lo de siempre....Cameron se queda sola. Algo va a resolver con pragmatismo femenino (como Masha, ejem...) Vamos Cameron, desde acá te acompañamos!
ResponderEliminarPaluchax, ya lo canta Drexler, hay extraños métodos para ahogar la sed. Pero, como bien Ud. dice, el agua no aparece.
ResponderEliminarLaura, algo huele a brócoli hervido en Wikigasta...